3 de enero de 2011

Quieren eliminar la eñe!




Hoy, la foto no es de mi autoría sino de la increíble fotógrafa, Sara Facio. Esta publicación, se debe a que me llegó un texto escrito por la dueña de la sonrisa de la imagen, María Elena Walsh, que me pareció simple, claro y que muestra lo lucida que es esta mujer.



La eñe también es gente

La culpa es de los gnomos que nunca quisieron ser ñomos. 
Culpa tienen la nieve, la niebla, los nietos, los atenienses, el unicornio. Todos evasores de la eñe.
¡Señoras, señores, compañeros, amados niños! ¡No nos dejemos arrebatar la eñe!
Ya nos han birlado los signos de apertura de interrogación y admiración. 
Ya nos redujeron hasta la apócope. 
Ya nos han traducido el pochoclo. 
Y como éramos pocos, la abuelita informática ha parido un monstruoso # en lugar de la eñe 
con su gracioso peluquín. 
¿Quieren decirme qué haremos con nuestros sueños? 
¿Entre la fauna en peligro de extinción figuran los ñandúes y los ñacurutuces? 
¿En los pagos de Añatuya cómo cantarán Añoranzas? 
¿A qué pobre barrigón fajaremos al ñudo? ¿Qué será del Año Nuevo, el tiempo de ñaupa, aquel
tapado de armiño y la ñata contra el vidrio?
¿Y cómo graficaremos la más dulce consonante de la lengua guaraní?
"La ortografía también es gente", escribió Fernando Pessoa. Y, como la gente, sufre variadas
discriminaciones. 
Hay signos y signos, unos blancos, altos y de ojos azules, como la W o la K. 
Otros, pobres morochos de Hispanoamérica, como la letrita segunda, la eñe, jamás 
considerada por los monóculos británicos, que está en peligro de pasar al bando de los desocupados 
después de 
rendir tantos servicios y no ser precisamente una letra ñoqui. 
A barrerla, a borrarla, a sustituirla, dicen los perezosos manipuladores
de las maquinitas, sólo porque la ñ da un poco de trabajo. 
Pereza ideológica, hubiéramos dicho en la década del setenta.
Una letra española es un defecto más de los hispanos, esa raza impura formateada
y escaneada también por pereza y comodidad.
Nada de hondureños, salvadoreños, caribeños, panameños. ¡Impronunciables nativos! 
Sigamos siendo dueños de algo que nos pertenece, esa letra con caperuza, algo muy pequeño,
pero menos ñoño de lo que parece. 
Algo importante, algo gente, algo alma y lengua, algo no descartable, algo propio y compartido 
porque así se nos canta.
No faltará quien ofrezca soluciones absurdas: escribir con nuestro inolvidable César Bruto, 
compinche del maestro Oski.
Ninios, suenios, otonio. Fantasía inexplicable que ya fue y preferimos no reanudar, 
salvo que la Madre Patria retroceda y vuelva a llamarse Hispania.
La supervivencia de esta letra nos atañe, sin distinción de sexos, credos ni programas de software. 
Luchemos para no añadir más leña a la hoguera dónde se debate nuestro discriminado signo.
Letra es sinónimo de carácter. 
¡Avisémoslo al mundo entero por Internet! La eñe también es gente.



1 comentario:

  1. sos groso che , me hiciste llorar Maria Elena es como un hada que me acompaña con mis hijos y los hara con mis nietos.

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